El conjunto monumental del Palacio del Infante D. Luis va recobrando poco a poco su aspecto original.
Tras la rehabilitación de la Casa de Aves, recientemente inaugurada como espacio museográfico, le toca el turno a los dos últimos elementos importantes que en su día formaron parte de la residencia de D. Luis de Borbón: el estanque y la noria, que componen el conjunto hidráulico mediante el que se abastecían de agua los jardines y las huertas. El primero servía como gran aljibe mientras que la noria, que extraía a través de un pozo el agua y la vertía en el estanque, se utilizaba para albergar la maquinaria, registros y arquetas de distribución del agua.
Ambas piezas estaban en pésimo estado de conservación; no solo las construcciones sino también el entorno, sobre el que ahora también se va a intervenir. El área de actuación es una parcela casi plana de 10.300 m2. La inversión prevista para esta obra asciende a 770.000 euros, el 30 % de los cuales se financia con cargo del programa 1,5 % cultural del Ministerio de Fomento.
El estanque es una construcción rectangular, de 52 x 18 metros, excavada en el terreno. Tiene muros de ladrillo de tejar, pilastras de material pétreo (granito gris de Alpedrete) y encintado del mismo material. Entre las pilastras hay elementos de protección de forja. El lecho, al que ya se ha accedido con los trabajos de restauración que se están llevando a cabo, es de losetas de barro, en bastante buen estado gracias a la protección natural del manto vegetal que lo ocultaba.
El crecimiento descontrolado de árboles y vegetación en el interior de la pila provocó el desplazamiento de pilastras y la deformación de las protecciones de forja. Los paramentos verticales del estanque presentaban grandes grietas, careciendo este de estanquidad. En la parte superior, más protegida, quedaban restos del revoco de revestimiento de los muros que servía de lámina impermeabilizante. Insertados en una pieza de granito, se apreciaban los caños de entrada y salida de agua.
A poca distancia se encuentra la noria, edificación cuadrangular, de 12 metros de lado, construida en ladrillo, con huecos en arco en sus fachadas. En la actualidad carece de techumbre; de poder demostrarse que en su momento la hubo, esta sería recuperada. En el interior, que se encontraba invadido de vegetación de gran porte, hay un pozo cuadrangular.
El deterioro se refleja en varias partes de la construcción: los muros sufrían arenización y falta de material; en los huecos había grietas y los arcos estaban al borde del colapso -alguno de ellos apuntalado con elementos cerámicos-; además, una gran encina de crecimiento espontáneo en la coronación de los muros había provocado importantes grietas en los mismos.
Recuperar manteniendo la esencia
La arquitecta Mar Fernández García, autora del proyecto y restauradora del conjunto, plantea recuperar el conjunto de la manera más fiel posible a la construcción original. Para ello, dada la importancia de los elementos -Bien de Interés Cultural- propone el uso de materiales y sistemas constructivos tradicionales en la consolidación y restauración de los elementos arquitectónicos (ladrillos de tejar, cal, barro original...).
El objetivo final es la recuperación del espacio y de las estructuras hidráulicas para reintegrarlas en los jardines y huertas así como su reutilización con carácter didáctico. Una vez recuperado y consolidado el vaso del estanque, se procederá a su llenado; para la recuperación de la lámina de agua del estanque sí es necesario el uso de materiales modernos que la impermeabilicen.
No solo se actuará en estas dos piezas fundamentales, también está previsto hacerlo sobre el resto de los sistemas hidráulicos como registros, arquetas, canales, cauces, canalización y conexión con el Palacio.
En cuanto al entorno, está previsto ordenar el acceso y las conexiones para que estas construcciones vuelvan a insertarse en el conjunto palaciego y conecten con los itinerarios peatonales de Boadilla, por un lado, y con el monte, por el otro. Todo el conjunto contará con iluminación propia y se instalará mobiliario urbano que permita la estancia de los visitantes; además, será reforestado con árboles - especialmente encina y olmo- y otras especies vegetativas de modo que se convierta en un nuevo espacio verde del municipio.