Obama: demasiadas esperanzas puestas en un sólo hombre

 
El día 20 el mundo entero pudo asistir en directo a la toma de posesión del nuevo presidente de EEUU, Barack Hussein Obama, el primer presidente de color en la historia del país. Son muchas las esperanzas que los estadounidenses y el resto de ciudadanos del mundo han depositado en él.

No faltan los que se congratulan porque Obama es el cambio de 180º que necesitaba la política estadounidense. Pero, ¿es eso cierto o tan sólo es una simple bocanada de aire fresca tras ocho años de gobierno republicano a cargo de Bush? No faltan las personas que ya han sentido la decepción. Y es que hemos de ser conscientes de que Obama apenas modificará la política exterior estadounidense, caracterizada por seguir una línea de acción muy similar con independencia del gobierno que ostente el poder. Es cierto que retirará las tropas de Irak, pero también es cierto que lo hará de forma progresiva y manteniendo al frente de las operaciones a las mismas personas que designó Bush para esa misión.

¿Y Guantánamo? Su primera decisión ha sido suspender durante 120 días los juicios de esa prisión, pero también ha anunciado que el cierre no será inmediato como le exigen algunas organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, sino que llevará su tiempo debido a la necesidad de recolocar a los presos peligrosos en otros centros penitenciarios. Así pues, nos enfrentamos a cuatro años de gobierno marcados por la continuidad en los temas que a los europeos nos faltan y por una política interior orientada a sacar de la crisis económica al principal motor de la economía capitalista.

En cuanto a la expectación generada por la toma de posesión me gustaría desde aquí llamar la atención sobre un hecho que se repite con frecuencia. Se trata del ente público RTVE -Radio Televisión Española-. De todos es bien sabido que acumula una deuda económica ingente, a pesar de su doble financiación, lo cual no supone un obstáculo para que con el dinero de todos los españoles realice costosos despliegues para cubrir eventos de diversa índole. Por un lado, pueden defenderse apelando a la necesidad de informar a los ciudadanos, pero ¿no era suficiente con las dos corresponsales de televisión más los de radio que ya tienen allí destacados? ¿Realmente es necesario mandar tanta gente –periodistas y técnicos tanto para radio y televisión- con el consiguiente desembolso que supone? Y lo más importante, ¿pueden permitírselo dado la deuda que ya acumula?

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