El día sin alcohol trata de concienciar a los jóvenes sobre el consumo moderado

El día sin alcohol trata de concienciar a los jóvenes sobre el consumo moderado
Un alto porcentaje de los adolescentes de Boadilla han experimentado con el alcohol al menos una vez en su vida. La mayoría admite haberlo consumido en el último mes. Son datos, sin duda, preocupantes ya que se refieren a una droga que, sin ser percibida como tal, es además socialmente aceptada. Para llamar la atención sobre este tema y llevar a la reflexión se celebra este 15 de noviembre 'El día sin alcohol'.

A pesar de las cifras aportadas por el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, que reflejan una disminución en el consumo de alcohol en los últimos años entre la población de 15 a 64 años, la realidad refleja lo contrario, al menos entre los más jóvenes.

Chicos y chicas, cada vez más jóvenes, se reúnen los fines de semana para practicar el botellón, asociando la idea de diversión a la de beber. Así lo explica Ángel del grupo de Alcóholicos Anónimos del munic Pozuelo, «hay mucho alcohólico de fin de semana. El problema lo tienen aquellos jóvenes que sólo salen a beber, no a divertirse. Tanto la necesidad de tomar alcohol como la cantidad de ingesta son un peligro para que el consumidor ocasional pase a ser habitual».

Y es que los adolescentes, con sus miedos e inseguridades propios de la edad, son más propensos que los adultos a la hora de desarrollar una adicción y se sirven del alcohol para olvidar durante un tiempo sus complejos. Asociada a la diversión, a la alegría y al éxito, esta sustancia ha generado un problema social de primera magnitud.

Image«El consumo de alcohol en España es cultural y lo inician los malos hábitos. Por ejemplo, el que los niños vivan en casa el consumo habitual o se inicien de adolescentes en el vino con gaseosa, la cerveza, etc. Al ámbito cultural se une el psicológico, complejos que hay que maquillar con la bebida como las inseguridades, insatisfacciones... el alcohol ayuda a evadir, temporalmente, situaciones que no queremos vivir», confirma Ángel.

En cuanto a las consecuencias derivadas del consumo excesivo de alcohol podemos distinguir los efectos a corto plazo como son la lentitud de reflejos, menor coordinación motora, alteraciones del lenguaje, alteraciones en la percepción, agresiones, actitudes violentas o dificultad para valorar situaciones y los efectos a largo plazo como son problemas cardiovasculares, digestivos, neurológicos, tumores, trastornos mentales...

Además de estos problemas en los adolescentes aparece también bajo rendimiento escolar, conductas peligrosas como conducir tras haber bebido, actividades sexuales de riesgo que conllevan embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual y, en muchas ocasiones, el alcohol es la puerta de entrada para el consumo de otras drogas.

Un consumo excesivo de alcohol de forma ocasional o de fin de semana puede derivar en una enfermedad, el alcoholismo o síndrome de dependencia alcohólica
, en la que además de los efectos anteriores aparecen los síntomas de privación del alcohol como temblores, alucinaciones alteraciones de la personalidad, náuseas y vómitos.

Por ello es necesario actuar con rapidez. «El trabajo a realizar para aminorar este problema es grande y nos incumbe a todos los educadores sociales, desde autoridades sanitarias, municipales, instituciones hasta los propios padres, quienes deberían formar parte de la concienciación asistiendo a las charlas, hablando con los hijos…», aconseja Ángel.

Entre los consejos que dirige a los jóvenes destaca «que se dejen aconsejar, que mediten, que piensen... beber no es malo pero beber en grandes cantidades, o con mucho hábito les puede llevar a la muerte. El alcohol es una de las causas de mortalidad en España y la capacidad de destrucción es la misma que en otras drogas, más lenta pero igual de devastadora».

Sin embargo, la nota positiva la aportan los datos obtenidos en la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas 2007 que revela un descenso del consumo de alcohol entre los jóvenes en la Comunidad de Madrid. De esta manera, mientras la media nacional de consumo habitual de alcohol alcanza el 60%, en la Comunidad de Madrid se queda siete puntos por debajo (63%).

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