En el año 2001 los talibanes hicieron volar por los aires las estatuas de Buda de la localidad de Bamian, en Afganistán. Allí vive Baktay, la protagonista de la película, una niña de seis años que cuida de su hermano pequeño mientras su madre va a trabajar. Animada por un niño vecino suyo, Baktay decide ir a la escuela para aprender a leer. Sin embargo, descubrirá que no es nada fácil cumplir ese deseo.
Para empezar tiene que conseguir dinero para comprar un cuaderno y lapiceros. Lo cual provocará simpáticas situaciones que muestran como se las ingenia la niña para conseguir el dinero necesario. Y para añadir más emoción a la historia, en su periplo, Baktay se encuentra con un grupo de niños que juegan a ser talibanes y detienen a las niñas que no llevan burka y usan pintalabios.
Buda explotó por vergüenza es una película casi documental sobre la vida actual en una aldea afgana. Su originalidad estriba en que el punto vista es el de una niña de seis años (la interpretación de la chiquilla protagonista es deliciosa), y en mostrar con aparente inocencia la secuelas de la guerra en los chavales que juegan a ser talibanes, o soldados americanos.
Tal vez se le pueda criticar a la joven realizadora iraní (filmó la película con 18 años) su visión pesimista del conflicto afgano, pues da la impresión de que la muerte es la única salida posible a tal situación.
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